v i v i r

El fin de semana con esto de la Teletón me puse a pensar harto en la vida, en las ganas de vivir mejor dicho.
El como es que aprovechamos el día día sin darnos cuenta de lo que de verdad nos rodea. Y aunque suene cursi, la Teletón si me puso un poco más sensible, es una realidad que no vei todos los días al salir de tu casa...
La cuestion es que puntualmente me llegaron 2 historias.

La primera, la de un joven, de 26 que hace 10 años fue a un paseo, y por esas cosas de la vida, en el último piquero que se tiró antes de irse se golpeo la cabeza y paf! daño medular. Chao movimientos, por lo menos por un tiempo, desde el cuello hacia abajo. Tenia 16 en ese entonces, había vivido la nada misma de la vida. Y en esa etapa de descubrimiento, había descubierto la música, y amaba por sobre todo la guitarra. Cómo se sentiría alguien al saber que no podrá hacer lo que más ama? no iba a poder tocar guitarra nunca más... De a poco fue recuperando la movilidad de los brazos, pero mínima. Los dedos costaba moverlos... Y seguiría viviendo sobre la silla.
Pero aún así, como él mismo decía, no se sentía discapacitado, porque la verdadera discapacidad es la de la mente, cuando te dices que no puedes, que no sirves, que no va a resultar. Y siguió adelante, sin hacerle caso al prejuicio... tiene carrera, tiene amor, tiene vida.

La segunda es de una mina que no tenía brazos, de nacimiento.
Saben que la vi y me emocioné, no porque me haya dado pena que le faltaban 2 extremidades, sino por sus ganas que tiene de vivir, por su fortaleza, por la entereza para enfrentar la vida todos los días. El no tener brazos nunca fue un impedimento para ella. Sus brazos son sus piernas, y aprendió a usarlos como nadie lo haría...
Lo que me llegó tanto, fue que nunca se rindió, de hecho está sacando la carrera en la Valpo, y aparte canta...

No sé, de repente yo tiro la toalla al primer problema, o me hago un mundo por cosas tan pequeñas, por problemas que comparados con esto son nada.
De verdad que pienso que la vida es lo más importante que tenemos, y algunas veces no nos damos cuenta de el real valor.

Cuando alguien querido se va, es que nos apegamos a ella... pero después se nos olvida.
Hay que seguir, seguir por lo que uno quiere y ama. Hay que luchar por conseguir ser "feliz" aunque no todo sea color de rosa, eso es imposible, es la gracia de caminar a diario, de las experiencias que enseñan.