Hasta no hace mucho me hubiera encerrado para llorar mucho rato, o hubiese guardado con llave las cosas por harto tiempo, tal vez me hubiese amargado, o definitivamente ahondarme en una profunda depresión.
Si el día hubiera estado nublado, tal vez me hubiera ido a caminar al lago, y en un caso desesperado tirarme por el puente... (qué trágico sonó eso x'D)
Pero ahora no, como cabra porfiada que soy, muchas cosas que he aprendido han sido producto de varias caídas, porrazos, golpes, y etcéteras.
En mi caso, muchas cosas por las que he pasado, ya sean buenas o malas han tenido su cuota de gravedad, tal vez por mi carácter, por mi personalidad, por mi cabezota que piensa mucho rato las cosas, por mi preocupación excesiva en algunas oportunidades, en pocas palabras, soy grave.
Y siempre he criticado un poco esa característica, por lo menos en los que me rodean, y de un tiempo a esta parte me he dado cuenta que la más grave soy yo, jáaaa.
Tantas complicaciones, el por qué, el para qué y otras interrogantes más, que de tanta vuelta se retorcieron y no funcionaron más.
Algunas veces me complicaba pensando en el otro, pero luego de pasada esa complicación, me di cuenta que para el otro ya no lo era, es más, nunca lo fue, sino que yo sola me enrollaba, y como cuncuna me creaba un capullo, cubriéndome...
Y para cuando hubiera salido de ese capullo, el tiempo ya había pasado, las cosas ya estaban atrás, y no tenía una maquinita que me hiciera regresar (desafortunadamente).
Pero como sé que uno no saca nah con arrepentirse después de hecho algo, no queda otra que continuar, luego de haber aprendido que cada minuto vale, y que no vale la pena poner en una rueda las cosas, girando, esperando, esperando que llegue algo, esperando que pase algo sin hacer nada.
Lo peor es eso, las cosas nunca llegan solas, sino que hay que ir por ellas, aunque estén cerca, y lanzarse, - o mojarse el poto-, porque cuando dejamos que pase tanto tiempo, esas 'cosas' se van, y puede que no vengan nunca más. Y aunque uno llore y patalee, la oportunidad se fue y punto, no hay otra vuelta que darle, aunque en algunos casos, si la lucha por tenerlo de vuelta es constante, puede que resulte.
Lo mejor es salir, y hacer de una, aunque cueste (me cueste), al final, echando a perder se aprende y es mejor el hacer, a el no hacer por miedo y quedar con la duda del resultado, nada se pierde con intentar...